Enfermedades de los Músicos
La opinión mayoritaria es que la profesión de músico de orquesta reúne todos los ingredientes para ser calificada como un trabajo bueno o muy bueno: se realiza un tipo de actividad que a vista del público conlleva la realización personal, es un trabajo que se ejecuta fácilmente sin gran esfuerzo físico o mental, es vocacional e implica un disfrute constante de la música, además de la gratificación del público en los conciertos.
Sin embargo, si nos acercamos un poco más al mundo sinfónico y lo hacemos desde la óptica de la salud laboral, esta percepción se diluye como un espejismo. Desgraciadamente, no es glamour todo lo que lo rodea. Este tipo de trabajo, y concretamente en las condiciones en que éste se presta en la actualidad, compromete la salud física y psíquica de los que lo realizan.
Se ha podido constatar que los músicos de orquesta están en clara desventaja en relación a otros trabajadores por cuenta ajena de otros sectores, ya que sufren condiciones de trabajo que son claramente dañinas para su salud. Por ejemplo, están expuestos a ruido en dosis muy por encima de los valores límite de exposición. De forma habitual se sobrepasan los valores límite de exposición en sus valores pico: 140 decibelios. Sólo se dispone de protección auditiva personal en el 37% de los casos y de protecciones colectivas en el 17%. Los lugares de trabajo no son adecuados para la actividad que se desarrolla (espacio insuficiente, bajos niveles y mala calidad de la luz, mala acústica de las salas de ensayo, los lugares de descanso no reúnen los requisitos necesarios para el tipo de actividad, etc.). Los tiempos de trabajo son asociales y dificultan de forma importante la conciliación de la vida laboral y personal. El volumen y distribución de repertorios son lesivos para la salud de los músicos.
A esto se une que las dolencias que sufren a causa del trabajo no son reconocidas sistemáticamente como relacionadas con el trabajo, ya sean en forma de accidentes de trabajo o enfermedades profesionales, no existe una vigilancia de la salud acorde a las tareas que se realizan, que implican movimiento repetitivo, carga postural, audiometrías, etc., y no existe formación e información respecto a los riesgos a los que están expuestos de forma generalizada.
Características de la tarea
De la investigación realizada se deduce que el trabajo musical en las orquestas es muy exigente, tanto desde el punto de vista físico como del psíquico y emocional. El músico pone a disposición de la organización todo su capital humano, formado a lo largo de muchos años de adiestramiento, con un nivel alto de esfuerzo e implicación personal.
La orquesta, como organización, demanda de los músicos todo el conocimiento que éstos poseen, con la idea implícita de que los músicos son una fuerza de trabajo, que se compra en términos monetarios, sin considerarlos como recursos humanos. De ahí la inexistencia de inversiones en lo “humano” (formación, mejoras de las condiciones de trabajo). La realidad es que son considerados como meros ejecutores de sonidos.
La orquesta se apropia de los conocimientos de los músicos y ¿de su salud? A cambio, los músicos en la mayoría de las orquestas ponen los medios de producción, contribuyendo algunas orquestas sólo en la amortización del instrumento.
Los músicos son considerados como piezas fácilmente intercambiables –existe mucha oferta en el mercado– y si enferman, las orquestas externalizan el riesgo a la sociedad sin que hasta ahora rindan cuentas por ello. La orquesta no asume riesgo alguno, es un mero intermediario del talento de otros que pone a disposición del director de orquesta. Los músicos presentan un alto grado de compromiso con su trabajo, es vocacional y se sienten músicos, pero manifiestan un bajo grado de compromiso con la orquesta como organización derivado, precisamente, de la escasa consideración que la orquesta tiene con ellos como personas.
No existe correspondencia entre lo que se les exige, que es la perfección, y las grandes deficiencias que se dan en las condiciones físicas de trabajo y su organización. Por todo ello se concluye que la estructura que presentan las orquestas sinfónicas es ineficaz y dañina para la salud de los músicos.
A modo de conclusión, decir que sólo una parte de los problemas de salud que presentan los músicos es achacable a la práctica del instrumento musical en sí. Otros factores son de origen organizativo y se han hecho visibles en este trabajo. Exponerlos desde su origen o causa –estructura de la empresa– debe permitir que los problemas de salud de los músicos no permanezcan ocultos para aquellos que se supone tienen la obligación de solucionarlos: las empresas para las que trabajan.
Por ello, esta puesta en escena de la ópera "La Razón de la Vida" generará el primer paso a la solución para las enfermedades de los músicos. Se comenzará distribuyendo los decibeles por toda la sala de la presentación de la obra. Es decir, se ubicará a los músicos instrumentales en diferentes puntos del Court Central, protegiendo a los músicos y logrando la estética musical y un deleite para todos.